En Maipú, la votación de la exalcaldesa Cathy Barriga estuvo lejos de ser tranquila. Lo que comenzó como un gesto aparentemente amable –llegó al local con una caja de galletas para los vocales de mesa– terminó convirtiéndose en una disputa que encendió las alarmas y provocó acusaciones de cohecho.
Al intentar entregar las galletas, Barriga fue confrontada por una persona que la increpó públicamente, señalando que el acto podría interpretarse como una dádiva en pleno proceso electoral. “¿De qué está hablando, señor? ¡Son galletas!”, respondió molesta la exedil, asegurando que su intención era simplemente agradecer el trabajo de los vocales.
Los vocales de mesa rechazaron el obsequio, y Barriga, intentando salvar la situación, propuso dejar las galletas en la prensa presente, aunque finalmente se las llevó consigo. La escena fue capturada en vivo, avivando el debate sobre los límites de cortesía en contexto electoral.
“A veces el criterio se aplica mal. Son galletas para la gente que va a estar trabajando… y son de corazón”, declaró después Barriga, intentando bajar la tensión. Sin embargo, el episodio no pasó desapercibido y rápidamente se viralizó, generando opiniones divididas entre quienes lo consideraron un gesto inocente y quienes vieron una falta.