La tarde del 25 de mayo de 2025 quedará marcada como un hito climático para la ciudad de Puerto Varas. A las 15:15 horas, sin advertencias previas, una columna de aire en rotación se alzó en forma de embudo, arrasando con todo a su paso. Según la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), el fenómeno fue un tornado categoría EF-1, con vientos de entre 138 y 178 kilómetros por hora.
El fenómeno dejó al menos 250 viviendas con daños estructurales, techos arrancados, árboles caídos, postes eléctricos destruidos y 13 personas con lesiones leves, aunque no se registraron víctimas fatales.
Un tornado inédito en la zona: qué reveló el informe oficial de Meteorología
El reporte técnico elaborado por los meteorólogos Ricardo Abarca y Camilo Barahona, titulado “Encontrado el rastro del tornado en Puerto Varas”, fue publicado por la DMC tras una inspección realizada los días posteriores al evento. La misión fue clara: confirmar la naturaleza del fenómeno, validar su clasificación y recoger evidencia que permita comprender mejor su formación, detalla La Tercera.
Los hallazgos más relevantes fueron:
-
Clasificación confirmada como EF-1, según la Escala Fujita Mejorada, con base en los patrones de daño verificados en terreno.
-
Ancho del embudo: estimado entre 150 y 350 metros.
-
Distancia recorrida: entre 4 y 5 kilómetros sobre áreas pobladas.
-
Duración estimada: entre 3 y 5 minutos, aunque sus efectos se sintieron durante más tiempo debido a ráfagas posteriores.
El equipo técnico detectó severos daños en estructuras habitacionales, zonas rurales, postes de alumbrado y techumbres de galpones y viviendas. Uno de los elementos más ilustrativos fue una cámara de seguridad que registró una ráfaga levantando a un pequeño perro del suelo, evidencia directa de la fuerza vertical del fenómeno.
Testigos del tornado: relatos desde el epicentro del embudo
Durante su recorrido, Abarca y Barahona entrevistaron a más de una veintena de personas, quienes coincidieron en tres momentos clave del tornado:
-
Intensificación súbita del viento, con ruido ensordecedor y pérdida de visibilidad.
-
Caída de granizo y lluvia intensa, seguida de vientos huracanados.
-
Calma repentina y cielo despejado, fenómeno conocido como “el ojo del tornado”.
Este último punto fue interpretado por los expertos como señal de que el tornado se formó en la parte posterior de la nube de tormenta, un tipo de formación que suele ser más difícil de detectar con anticipación.
Chile es un país de tornados, pero aún sin capacidad de detección temprana
Uno de los mensajes más importantes del informe es el reconocimiento de que Chile, aunque no lo parezca, tiene tornados. Según los expertos, ya no se puede seguir catalogando estos eventos como hechos aislados o excepcionales.
“Se ha documentado un aumento en la frecuencia de estos fenómenos extremos, especialmente en zonas del sur de Chile, como Ñuble, Biobío, La Araucanía y Los Lagos”, explica el documento.
Sin embargo, el país carece de sistemas de radar meteorológico de alta resolución, como los que se utilizan en Estados Unidos o Europa para detectar tornados antes de que toquen tierra.
Las recomendaciones del informe: invertir en tecnología y educar a la población
Entre las propuestas más urgentes que plantea la DMC se encuentran:
-
Incorporar radares meteorológicos Doppler para registrar rotación en nubes tormentosas.
-
Establecer sistemas de alerta inmediata (Nowcasting) para emitir advertencias con pocas horas de antelación.
-
Crear campañas de concientización ciudadana, enfocadas en cómo actuar ante tornados, derrumbes o tormentas súbitas.
-
Capacitar a los municipios y organismos de emergencia sobre protocolos de evacuación y respuesta rápida.
Una señal de advertencia para el sur de Chile
El paso del tornado por Puerto Varas no fue un fenómeno aislado. Para la Dirección Meteorológica, se trató de una advertencia clara de lo que podría repetirse en un contexto de cambio climático, variabilidad atmosférica extrema y falta de infraestructura meteorológica avanzada.
Mientras tanto, el llamado a la comunidad es claro: seguir con atención los reportes de Meteochile, mantenerse informado sobre alertas tempranas y colaborar con las autoridades locales en caso de nuevos eventos extremos.